¿Sabes que
significa TTIP? ¿Sí? ¿No? ¿Dudas? No te preocupes, pues en realidad, muy pocos
saben de qué se trata, ya que los promotores del mismo se están encargando con
mucho ahínco de que los afectados no nos enteremos de que existe y mucho menos,
de qué es y cuáles serán sus repercusiones.
TTIP es el acrónimo en inglés de Transatlantic Trade and Investment Partnership, en español Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones. Se trata de una fantasía hecha realidad. La fantasía de las grandes corporaciones de toda índole (financieras, inmobiliarias, agroalimentarias, aseguradoras, sanitarias, y un largo etcétera), mientras que para el resto de la sociedad se trata de la peor de las pesadilla, la cual, lejos de convertirse en una simple mala noche, se prolongará y marcará nuestras vidas, muy probablemente, de forma irreversible. También podemos decir, como John Hylary, Director Ejecutivo de la campaña War on Want que estamos asistiendo a “un asalto a los ciudadanos europeos y estadounidenses por parte de las corporaciones transnacionales y sus gobiernos; así como al fin de la democracia”.
Este tratado de libre comercio e inversión se está negociando (desde hace casi dos años), en secreto, entre la UE y los EEUU. Barack Obama anunció su deseo e intención de iniciar las negociaciones para alcanzar un acuerdo de esta índole en febrero de 2013, y en julio del mismo año tuvo lugar la primera ronda de negociaciones. En febrero de 2015, hace apenas dos semanas, se desarrolló la 8ª y se prevé que en 2016, el acuerdo estará aprobado. Lo poco que se sabe de la existencia de este tratado y de su contenido es gracias a las filtraciones efectuadas. La opacidad con la que se está llevando a cabo hace, que ni siquiera los miembros del Parlamento Europeo puedan acceder a los borradores de las conversaciones.
TTIP es el acrónimo en inglés de Transatlantic Trade and Investment Partnership, en español Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones. Se trata de una fantasía hecha realidad. La fantasía de las grandes corporaciones de toda índole (financieras, inmobiliarias, agroalimentarias, aseguradoras, sanitarias, y un largo etcétera), mientras que para el resto de la sociedad se trata de la peor de las pesadilla, la cual, lejos de convertirse en una simple mala noche, se prolongará y marcará nuestras vidas, muy probablemente, de forma irreversible. También podemos decir, como John Hylary, Director Ejecutivo de la campaña War on Want que estamos asistiendo a “un asalto a los ciudadanos europeos y estadounidenses por parte de las corporaciones transnacionales y sus gobiernos; así como al fin de la democracia”.
Este tratado de libre comercio e inversión se está negociando (desde hace casi dos años), en secreto, entre la UE y los EEUU. Barack Obama anunció su deseo e intención de iniciar las negociaciones para alcanzar un acuerdo de esta índole en febrero de 2013, y en julio del mismo año tuvo lugar la primera ronda de negociaciones. En febrero de 2015, hace apenas dos semanas, se desarrolló la 8ª y se prevé que en 2016, el acuerdo estará aprobado. Lo poco que se sabe de la existencia de este tratado y de su contenido es gracias a las filtraciones efectuadas. La opacidad con la que se está llevando a cabo hace, que ni siquiera los miembros del Parlamento Europeo puedan acceder a los borradores de las conversaciones.
Su principal
finalidad es eliminar las “barreras reguladoras que limitan los beneficios de
las corporaciones transnacionales a ambos lados del Atlántico” para conseguir
incrementar sus ventas. ¿Cuál es el problema? Varios, aunque, quizás el más
importante, que estas barreras son algunas de nuestras
normativas más preciadas en materia de derechos sociales, medio ambiente,
derechos laborales, normas de seguridad alimentaria, regulaciones sobre el uso
de substancias químicas tóxicas, leyes de protección de la privacidad en
internet e incluso las nuevas garantías en el ámbito bancario dirigidas a
combatir crisis financieras como la que vivimos.
¿Y cómo se
prevé que afecte a la sanidad de los europeos? Pues, teniendo en cuenta que la
regulación de la UE en materia de sanidad es considerablemente más rígida que
la estadounidense, lo que hará el TTIP es suavizar, minimizar o, directamente,
dinamitar la legislación vigente en infinidad de ámbitos sanitarios: seguridad
alimentaria, política farmacéutica, ejercicio de las profesiones sanitarias y,
lo que podríamos decir más peligroso, la inversión de empresas privadas
multinacionales en la prestación de los ya desmantelados y cada vez más
privatizados, servicios sanitarios.
Los
servicios públicos, especialmente nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS) y
otros de la UE, están en la línea de fuego, ya que uno de los principales
objetivos del TTIP es abrir los servicios públicos de salud, educación y agua a
las compañías estadounidenses. Esto significaría esencialmente la privatización
mayoritaria del SNS. A pesar de que la Comisión Europea ha apelado para que los
servicios públicos queden fuera del tratado, de acuerdo con algunos medios
británicos y españoles,
tanto el Ministro de Comercio de Reino Unido como el de Economía de España han
admitido que “las conversaciones sobre nuestros sistemas públicos de salud
están encima de la mesa”, y que “ningún sector debe de quedar fuera de las negociaciones”.
Sin duda,
estamos ante una grave amenaza que empeorará todas las acciones privatizadoras
que, desde la década de los 90s, están demoliendo uno de los mejores
y más eficientes sistemas sanitarios del mundo, el español. Una vez más,
asistimos a la toma de decisiones por parte de los gobiernos de las llamadas
“sociedades de bienestar” que responden a intereses económicos y no de la
ciudadanía a la que representan, para generar espacios de negocio. Decisiones
tomadas sin tener en cuenta que no hay ninguna evidencia científica de que los
sistemas privados sean más eficientes. Por el contrario, si hay acuerdo e
infinidad de datos que sostienen que “los sistemas sanitarios universales, con
propiedad y gestión públicas y basados en la Atención Primaria (AP) son los que
ofrecen mejores resultados en salud y también son los más eficientes,
equitativos y humanos”.
No hay duda de que seguiremos hablando de este asunto y sus repercusiones hasta
que conozcamos su desenlace (y más allá…..)
Begoña Hermida Val
Muy buen tema, una sombra que planea sobre la sanidad pública y que sin duda se debería conocer más, pero es como "la amenaza fantasma"... En los últimos días se está hablando un poquito más, pero los medios de comunicación tradicionales lo enfocan con escepticismo, como El País http://economia.elpais.com/economia/2015/03/02/actualidad/1425256390_372094.html.
ResponderEliminarEldiario.es sigue publicando la información que llega, que no es mucha http://www.eldiario.es/norte/navarra/contrapunto/seguimos-luchando-TTIP_6_365423490.html
Está claro que no se quiere remover mucho, los partidos políticos no lo meten en campaña. Hoy mismo, Equo ha alertado http://www.eldiario.es/norte/euskadi/Equo-TTIP-democratico-ecologico-ciudadano_0_367463928.html
Como bien dices, seguiremos hablando y es de temer que cuando ya esté todo el pescado vendido.
Muchas gracias, Ángel por el comentario. Es cierto que se empieza a hablar un poco más, especialmente en los últimos meses. Aun así, creo que en los medios en los que se habla (diarios o medios de comunicación on-line y "alternativos", fundamentalmente), tienen un público todavía muy restringido, haciendo que esta información llegue unicamente a un segmento reducido de la población. Lo suyo sería que estuviese en los telediarios, programas de debate televisivos, etc., de forma que llegase a toda la población.
ResponderEliminarEn fin, le seguiremos la pista, ya que creo que poco más podemos hacer que ser meros espectadores de este "atentado".
Precisamente sobre mayor difusión: Hace unas semanas hubo una declaración conjunta de organizaciones y expertos en salud pública alertando del TTIP como una "amenaza para la salud", de lo que se hizo eco el BMJ http://www.bmj.com/content/350/bmj.h1438
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